LA PEDAGOGÍA, LA ANDRAGOGÍA Y LA RESPONSABILIDAD
SOCIAL EN LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA
Por:
Daniel Alejandro Escobar Celis
En una
oportunidad un compañero de la universidad me comentó que el primer día de
clases con uno de los profesores de la academia, éste hizo un gran círculo que
abarcaba casi toda la pizarra y en medio de ella colocó un pequeño punto. Seguidamente
dijo. ¿Qué creen que sea esto?, por supuesto, abundaron muchos comentarios
desde los más obvios hasta los más inusitados. Finalmente el profesor dio una
respuesta. Este punto que está en el centro son todos ustedes y el resto de la
pizarra soy yo.
Es interesante
ver como algunos profesores se jactan de su gran eminencia y sabiduría,
menospreciando el intelecto de sus estudiantes. Olvidando por completo su papel
como mediador entre el estudiantado y el conocimiento. Afortunadamente existen
una considerable cantidad de profesores con una gran ética y vocación docente.
De esta última clase de profesores, siempre recuerdo con grato cariño al
profesor que nos dicto la asignatura “Matemáticas II” en la carrera de
Ingeniería Industrial. Este hecho fue algo curioso, pues originalmente no había
recibido buenas referencias de dicho profesor, varios ex alumnos de él
comentaban que era muy estricto, exigente y que pocos le aprobaban la materia.
Guiado en gran medida por los comentarios de los demás busque inscribir mis
materias de modo tal que no me tocara con aquel profesor. Y así lo hice. Con la
gran sorpresa que el día que nos tocaba recibir la primera clase, nos enteramos
que a último momento habían cambiado las secciones y los profesores, por lo que
ahora tendría que ver clases con aquel profesor del cual tanto me habían
hablado.
En contraparte
con todos los comentarios que había escuchado con respecto a él, pude darme
cuenta de su gran calidad y vocación docente. Con él descubrí el maravilloso
mundo de las demostraciones y deducciones matemáticas, el cómo aquellas fórmulas
que otros profesores nos presentaban como meras reglas finalizadas, hechas con
un fin específico, tenían todo un desarrollo, un origen y que, con un poco de
análisis y razonamiento, uno mismo podía desarrollar aquellas fórmulas que nos
parecían tan abstractas. Otro de los aspectos que más me gustó de este profesor
fue su infinita paciencia, el cómo era capaz de volver a explicar una y mil
veces cada ejercicio y teorema hasta que el último de los alumnos entendiera y
por si fuera poco, tenía mucha paciencia para explicar en su cubículo con gran
detalle cada duda que uno tuviese.
Ejemplos tan
contrarios como estos son los que abundan en nuestra realidad universitaria.
Debemos tomar en cuenta, que no todo el que se dice profesor universitario
tiene la vocación para ejercer la docencia. En primer lugar tenemos a aquellos
profesores que, debido a su experiencia y amplios conocimientos en el área
sobre la cual están especializados, han terminado por olvidar el sentido de
humildad, vanagloriándose a sí mismos y despreciando al resto de los mortales.
Este tipo de profesores, en muchas oportunidades terminan convirtiéndose en un
gran obstáculo, algunas veces infranqueable, para los estudiantes. En gran
medida porque, pese a poseer grandes conocimientos, carecen de estrategias y
metodologías para enseñar de manera adecuada. Aun peor, algunos carecen
siquiera de la voluntad de hacerlo y se centran en exigir con el fin de
demostrar su gran superioridad intelectual.
En segundo
lugar tenemos a un grupo de profesores, que no solo poseen los conocimientos
adecuados en el área de su competencia, sino que además presentan una vocación
por la enseñanza que los lleva a autosuperarse cada día, siempre en busca de
las mejores estrategias de enseñanza. Estos constituyen, sin duda alguna, el
cuerpo invaluable de profesores con los que siempre queremos contar.
En tercer
lugar tenemos al cuerpo de profesores más lamentable de todos, entre ellos
están aquellos que ven el trabajo de educación como una obligación, sin sentir
por ella el más mínimo afecto. Muchos de estos profesores terminaron de esta
manera debido a que no consiguieron algún otro tipo de empleo que les
permitiera sobrevivir, por lo que en gran medida se sienten frustrados y
trasladan esa gran frustración a sus estudiantes. Esta clase de “profesores”
constituyen una especie de tumor maligno, que se propaga por la sociedad,
debido al aumento de profesionales graduados y la baja demanda profesional.
Porqué
llamarlos tumores malignos, por una parte, el primer grupo de profesores que
mencionamos al menos transmite una serie de conocimientos, aunque no lo hagan
de la manera adecuada. Constituyen un grupo de profesionales expertos en sus
áreas, de los cuales, bien o mal, algo podemos aprender. En contraparte este
último grupo de “profesores” debido a su falta de motivación para enseñar, y en
muchos casos no especialización en el área, se limitan en el mejor de los casos
a cumplir someramente con el plan de evaluación, sin importar el cómo. Es así
como de entre ellos tenemos a los muy
conocidos “piratas”, de los cuales muchos terminan aprobando sin saber siquiera
qué vieron en la materia.
Entonces cabe
preguntarnos, ¿cómo es el ambiente de enseñanza aprendizaje en el mundo
universitario de Venezuela? Como hemos podido ver, existe gran variedad en el
cuerpo profesoral. Desde los más piratas y carentes de todo, pasando por los
más intransigentes, sin pizca de estrategias de enseñanzas adecuadas, hasta
aquellos que cuentan con todas las herramientas necesarias para la enseñanza.
Esta diversidad, que realmente solo he hablado de una manera muy somera (pues
si indagamos a mayor profundidad podríamos encontrar aun más variedad de clases
de profesores) ocasiona que la calidad de los egresados universitarios varíe en
una medida bastante considerable, especialmente entre universidades, aunque
también puede hacerlo en menor medida entre estudiantes egresados de la misma
casa de estudio.
Claro está, si
bien hay que resaltar que el principal factor que influye en la calidad de los
egresados de las diferentes casas de estudios, es precisamente el tipo de
docentes encargado de dictar las diferentes asignaturas, también hay que
acotar, que en última instancia el proceso enseñanza-aprendizaje depende de los
mismos estudiantes, su vocación por el aprendizaje y su sentido de
responsabilidad por apropiarse de los conocimientos impartidos en la
universidad.
Ahora bien si
queremos indagar un poco más en cómo se da el proceso de enseñanza aprendizaje
en las universidades Venezolanas, debemos recordar un par de conceptos. En
primer lugar está la pedagogía (del
griego παιδίον paidíon 'niño' y ἀγωγός agōgós 'guía, conductor'), la
cual se define según el diccionario de la Real Academia como “Ciencia que se
ocupa de la educación y la enseñanza”. Como podemos ver según su origen
etimológico, la pedagogía, está ligada a la conducción y enseñanza de los
niños. Aunque más adelante abordaremos ese tema. El segundo concepto que
debemos recordar es el de Andragogía (del griego ἀνήρ "hombre" y ἀγωγή
"guía" o "conducción"), que según la enciclopedia en línea
Wikipedia se define como “el conjunto de técnicas de enseñanza orientadas a
educar personas adultas”.
Cuando hablamos de estudiantes universitarios nos
referimos a un grupo de personas con edades muy variables desde los 16 o 17
años hasta alrededor de los 30 años en algunos de los casos. Por lo que nos
topamos con una gran diversidad de situaciones al momento de abordar las
estrategias de enseñanza. En primer lugar, en los primeros semestres
universitarios, nos encontramos con una serie de jóvenes aun adolescentes o
apenas cumpliendo la mayoría de edad, los cuales mayoritariamente no tienen el
grado de madurez y sentido de la responsabilidad adecuado (lo digo por
experiencia, tanto como profesor como por estudiante que fui). En ese momento
se presenta un choque entre la vida del otrora liceísta y ahora estudiante
universitario, que repercute notablemente en su desenvolvimiento, sobre todo en
esos primeros semestres. Es bueno acotar que las deficiencias estudiantiles de
los recién ingresados, va en constante aumento. Aunque eso es otro tema.
Lo cierto es que es necesario abordar este tipo de
estudiantes desde una perspectiva pedagógica. Si bien es cierto que el origen
etimológico de la palabra pedagogía, está referido a la educación de los niños,
recientemente en la historia, dicho concepto se ha ampliado hasta la educación
de los adolescentes. Por esta razón sería algo complicado querer aplicar
estrategias andragógicas a este grupo de estudiantes.
Por otra parte, una vez que estos estudiantes han
avanzado en los cursos, van adquiriendo cierta
madurez, presentándose como adultos plenos, en su mayoría. Por esta
razón el enfoque ideal para este grupo de estudiantes sería uno andragógico,
que les permita construir aprendizajes significativos, a través de la ayuda de
un facilitador, no visto como un ente todopoderoso y dueño de la verdad, sino
como otro adulto que posee un nivel más avanzado de conocimientos en el ámbito
del que se habla, y del cual pueden nutrirse.
En la práctica, salvo en contadas ocasiones,
especialmente en cierto tipo de áreas del conocimiento humanísta, gerenciales,
entre otras, la mayor parte de las materias impartidas en las universidades, al
menos a nivel de pregrado, son dictadas desde un punto de vista más bien andragógico,
con todas las dificultades y contratiempo mencionados anteriormente,
relacionados en gran medida al tipo de profesor universitario que imparta dicha
asignatura.
La importancia de las técnicas y estrategias
desarrolladas durante el proceso de enseñanza-aprendizaje en la universidad, se
puede palpar, al recordar que las universidades son las fuentes formadoras de
los profesionales que terminaran encargándose de administrar, gerenciar,
diseñar, construir, mantener y dirigir el país. (O al menos así debe ser). Es
por esta razón que se hace tan indispensable que las universidades mantengan
una línea de exigencia y excelencia en los procesos de enseñanza-aprendizaje,
para así garantizar que aquellos que logren transitar su camino a lo largo de
ellas, posean los conocimientos, habilidades y destrezas adecuadas a la
profesión que vayan a ejercer.
Es por esta razón que las universidades como
instituciones deben estar íntimamente ligadas a las necesidades de la sociedad,
además. La sociedad misma avanzara al ritmo que lo hagan no solo sus
universidades, sino su sistema educacional en general. Esto lo podemos ver
evidenciado en la cantidad de
descubrimientos e investigaciones científicas del mundo, donde una buena parte
de ellas son realizadas por institutos universitarios. No es coincidencia que
aquellos países con mayor número de publicaciones e investigaciones
importantes, estén entre los países más desarrollados del mundo.
Con respecto a este punto, en Venezuela es triste ver
como ya en el año 2013 La directora de Ciencia y Tecnología del Gobierno de
Miranda, Gioconda San Blas, calificaba de “trágica la situación que atraviesa
el país en materia de investigaciones científicas y tecnológicas” donde
expresaba claramente que “Venezuela presenta el retraso de una década en esta
área, producto la falta de inversión y de estímulos por parte del Gobierno
central hacia las universidades e institutos especializados para el desarrollo
de dichas ramas”. Esta realidad aun palpable hace que el trabajo por realizar
por parte de las universidades Venezolanas sean aun más arduos y difíciles de
lo que deberían ser. Limitando las propuestas y contribuciones que estas pueden
ofrecerle al país.
Pese a estos hechos, varias universidades se han
mantenido firmes realizando investigaciones y trabajos. Aunque buena parte de
estos están más bien enfocados al punto de vista de la enseñanza, algunos otros
también abordan temas que atañen a la sociedad en general.
Un punto de partida que sirve como medio para que la
universidad se involucre con las necesidades de la sociedad, lo constituye el
servicio comunitario. El principal fin de dicho requisito para la obtención del
título universitario, es que los estudiantes apliquen en la sociedad los conocimientos
adquiridos en la universidad, así como que también estos
se sensibilicen antes la realidad de la misma.
Por su puesto
en la práctica, esta ha tenido sus pros y sus contras. En cuanto a sus contras
podemos mencionar, problemas en la puesta en práctica del servicio comunitario,
bien sea por desconocimiento de la ley, falta de experiencia en cuanto a
servicio comunitario, tanto por parte de los profesores, como de los alumnos,
también tenemos el caso de un débil compromiso de profesores en la materia al
no tener disposición para desarrollar actividades relacionadas con atención a
las comunidades, ni de responsabilidad social. Y finalmente también tenemos el
caso de la falta de motivación del estudiantado, más allá de cumplir con las
120 horas de servicio.
Entre los pros
de la implementación del servicio comunitario tenemos que este constituye una
valiosa oportunidad para el estudiante de relacionarse con su entorno y conocer
su problemática, es aquí donde podemos observar experiencias gratificantes, por
parte de los estudiantes y también de los profesores al llevar a cabo el
servicio comunitario, debido a que la interrelación con la comunidad brinda un
enriquecimiento mutuo que muchas veces va mas allá de lo que se puede plasmar
en el informe final. Y por supuesto está el hecho en sí de que el servicio
comunitario en muchas ocasiones brinda la oportunidad de ejercer un
asesoramiento y ayuda en diversidad de temas a la comunidad, que de otra manera
difícilmente podría tener.
Como podemos
observar pese a sus contras el servicio comunitario es una herramienta que contribuye notablemente en la interrelación
de la universidad y la comunidad. Por
supuesto. Hay que tomar en cuenta también el grado de compromiso que posee la
institución académica en específico con esta herramienta. Pues si bien muchas
instituciones entienden muy bien la importancia del servicio comunitario y
tienen criterios de exigencia tales de cumplir con los objetivos del mismo. En
contraparte otras instituciones terminan muchas veces desvinculándose por
completo del fin del servicio comunitario, aceptando como proyecto actividades
totalmente ajenas a los fines y objetivos con que esta fue creado. Solamente
para utilizar esto como escusa de que se cumplió dicho requisito.
Tomando en
cuenta todos los aspectos anteriormente mencionados podemos decir que al igual
que la sociedad va cambiando constantemente, es necesario que el sistema de
educación universitaria se adapte también. Es cierto que los problemas
iníciales en el proceso de enseñanza en las universidades se deben en gran
parte a las terribles deficiencias con las que ingresan los estudiantes.
Llegando algunos a niveles tan extremos, que algunos profesores nos
preguntamos. ¿Cómo alguien así pudo ingresar en una universidad? Es cierto que
las causas de estas deficiencias se deben a varios aspectos relacionados con el
tipo de educación impartido en los niveles básico, medio y diversificado. Por
lo que lo ideal sería que estos problemas fuesen atacados de raíz. Pero
desgraciadamente hay que recordar que mientras exista un sistema en general que
posea leyes y normativas que estimulen la vagancia y el conformismo, así como la
falta de motivación para el estudio. Mientras este sistema siga existiendo, no
solo seguirán ingresando jóvenes con niveles académicos deficientes, sino que
cada vez será mayor el número de estos y sus niveles serán aun peores.
Por este
motivo, a las universidades Venezolanas no les queda otro camino que adecuarse
a dicha realidad. Para llevar a cabo esta adecuación propondremos lo siguiente:
En primer
lugar, debería existir para contrarrestar la marejada de jóvenes de nuevo
ingreso con niveles paupérrimo, lo que antes solía llamarse, curso
introductorio, propedéutico o algún equivalente, que permita que los jóvenes
adquieran al menos el mínimo de conocimientos necesarios para comenzar a
abordar la carrera en la cual se han inscrito. Soy de los partidarios de que
algunos de los peores errores cometidos, a nivel de la educación universitaria
fueron la eliminación de los cursos introductorios y peor aun la eliminación de
las pruebas internas y la prueba de actitud académica. Que al menos permitían
una preselección de los estudiantes evitando que ingresaran gran número de
estudiantes con niveles tan precarios de conocimientos como los que ingresan
hoy en día.
En segundo
lugar, las asignaturas de los primeros semestres deberían ser dictadas de la
manera más pedagógica posible, y en la medida en que estos estudiantes vayan
avanzando en cursos superiores, debería haber un cambio progresivo hacia una
educación andragogica, que vaya a la par del grado de maduración que estos van
adquiriendo.
En tercer
lugar, las universidades deben seguir interrelacionándose con la comunidad, no
solo a través del servicio comunitario, el cual no debe ser visto solo como un
mero requisito. Sino a través de aplicaciones y trabajos de campo de diferentes
asignaturas en la medida de que esto sea posible. Por supuesto sería ideal el
aumento de investigaciones y trabajos especializados, pero como ya hemos
mencionado anteriormente, la poca ayuda e interés gubernamental, unida a la
nefasta decisión de no financiación de empresas privadas, ocasiona que esto sea
bastante complicado.
Finalmente es
necesario y útil realizar periódicamente diálogos intra e inter universidades,
con temas referentes a los expuestos en este escrito, justamente con el fin de
que surjan sugerencias y planes que permitan la adecuación, adaptación y
mejoras en el mundo universitario Venezolano.