viernes, 25 de noviembre de 2016


EL CONDUCTISMO, COGNOSITIVISMO Y CONSTRUCTIVISMO EN EL AULA DE CLASES
Por: Daniel Alejandro Escobar Celis

A lo largo de nuestros estudios nos topamos con  profesores que resaltaron, bien sea por su buena o mala pedagogía, por su buen o mal carácter o por alguna otra característica. Algunos de estos los recordamos por lo poco o nada que aprendimos, mientras que a otros los recordamos porque adquirimos una buena base de conocimientos de ellos. En este punto cabe preguntarnos ¿Qué diferencia a este tipo de profesores del resto? ¿Por qué  con algunos de ellos logramos aprender mientras que con otros no? Reflexionando a estas interrogantes podremos asociar algunas características en común de este conjunto de profesores como por ejemplo: la disposición para enseñar, el dominio del tema, la buena ejemplificación y/o uso de analogías, la capacidad  para explicar de manera sencilla y comprensible las diferentes temáticas, entre otras.

Para todo aquel que por una u otra razón quiera incursionar en el mundo de la docencia le será muy útil recordar a este tipo de profesores. Sin embargo, no es suficiente tomar estos ejemplos para convertirse en un buen docente.  Entonces, ¿que se necesita para ser un buen docente?, con buen docente nos referimos a una persona con gran capacidad para la enseñanza. Para lograr realizar dicho proceso de la mejor manera posible, es necesario tener conocimientos de las teorías del aprendizaje. Después de todo el fin de un docente debe ser que los alumnos obtengan un aprendizaje significativo, de modo tal que puedan aplicar estos conocimientos en distintos ámbitos de la vida.

Según Ausubel (1970) “el aprendizaje significativo es un proceso a través del cual una nueva información se relaciona con un aspecto relevante de la estructura del conocimiento del individuo. Este aprendizaje ocurre cuando la nueva información se enlaza con las ideas pertinentes de afianzamiento que ya existen en la estructura cognoscitiva del que aprende.”  De este concepto podemos deducir que para que exista un aprendizaje significativo, la información que se le suministre al alumno debe poseer algún tipo de relevancia para el mismo. Es decir que debe relacionarse con algo en el interés del individuo, si esto no ocurre el alumno no procesara dicha información de manera adecuada precisamente porque este no la podrá enlazar como es debido o sencillamente no tendrá interés alguno en hacerlo.

Una manera de evitar que esto suceda es aplicar un enfoque constructivista haciendo que sean los mismos alumnos quienes construyan los conceptos que se quieren impartir utilizando la debida guía del instructor. En la práctica dependiendo del contenido y del nivel de conocimientos previos que se requieran, esta estrategia se hace más fácil o difícil de aplicar.

Por otra parte en el caso de ciertos contenidos de asignaturas más estructuradas y menos intuitivas, se hace necesario que se haga una presentación previa de los conceptos a manejar. Un ejemplo de este tipo de situaciones las tenemos cuando queremos explicar los conceptos de grupos, cuerpos y anillos en algebra abstracta. Pues al tratarse de estructuras rígidas y bien definidas, no podemos pretender que los alumnos construyan dichos conceptos, sino que por el contrario debemos presentarlos previamente. Es en este tipo de casos donde se hace necesario la utilización de ejemplos y analogías que hagan la transición entre el modelo abstracto que se presenta y el mundo real. De forma tal que los estudiantes puedan enlazar dichos conceptos, con conocimientos previos pudiendo obtener así un aprendizaje significativo.

En un orden de idea similar, en asignaturas en las cuales si bien se manejen conceptos algo abstractos; estos puedan ser aplicados en un ámbito más palpable con mayor facilidad; no solo cobra importancia la ejemplificación en el proceso de enseñanza, sino que constituye un elemento esencial en la motivación de los individuos. Con esto nos referimos a que debemos asociar los conocimientos que queremos impartir, con el perfil de los estudiantes de modo tal que estos puedan entender la utilidad y aplicabilidad de los mismos. Esto nos servirá de gran ayuda para que dichos conocimientos sean asimilados  y procesados con mayor facilidad.

Otro aspecto muy importante a tener en cuenta en la docencia es el dominio de grupo. Cuando un docente no posee un buen domino de grupo, los estudiantes tienden a distraerse y quitar su foco de atención de lo que se pretende explicar. Ocasionando que el proceso de enseñanza aprendizaje no se lleve a cabo adecuadamente. Es en este punto donde cobra importancia la teoría conductista. Debido a que con un manejo adecuado de estímulos y refuerzos tanto positivos como negativos, podemos lograr que los estudiantes se centren en la clase y no se dispersen.

Por ejemplo en una clase en donde los estudiantes comiencen a hablar sin descanso sin prestar atención. En primer lugar no debemos alzar la voz ni gritar, pues esto generalmente ocasiona  resultados negativos. Por el contrario una opción sería bajar la voz y seguir escribiendo en la pizarra la clase hablándole solo a aquellos que estén cerca e interesados en la misma. Generalmente en estos casos son los mismos estudiantes los que mandan a callar al resto de sus compañeros para poder entender la clase.  Una medida más drástica que se podría tomar en caso de que esto no surtiera efecto. Seria escribir todos aquellos temas que se pretendían explicar en aquel instante para luego recoger todo, dar clase vista y marcharse del salón. Mejor aun si se aplica una evaluación en la clase siguiente. En este caso los estudiantes entienden que deben hacer silencio o serán perjudicados. Es fundamental que sea cual sea la estrategia que se piense utilizar se haga de manera consistente, procurando no hacer excepciones. Pues esto podría hacer que los estudiantes resten importancia a lo que dijese o pretendiese hacer el profesor. Siguiendo el enfoque conductista, es recomendable que no solo se utilice un modelo de estimulo castigo, sino que también se utilice uno de estimulo recompensa cuando sea conveniente. Esto repercutirá directamente en la motivación del estudiante al sentir que sus esfuerzos dan frutos.

Como hemos podido notar, no basta con dominar los contenidos de una asignatura para ser un buen docente. Pues se hace indispensable la utilización de un conjunto de herramientas para la enseñanza, de modo tal que los estudiantes puedan comprender mejor los contenidos y obtengan un aprendizaje significativo. Estas herramientas se obtienen no solo mediante el estudio de los procesos de enseñanza aprendizaje, sino también a través de la experiencia práctica. Que al fin y al cabo es la que dirá cuales de ellas son aplicables y más efectivas en determinadas circunstancias.


Algo para recordar es que: todo aquel que pretenda convertirse en un buen docente, no solo debe estar dispuesto a conocer y dominar los contenidos que impartirá. Sino que debe estar dispuesto a buscar continuamente las mejores estrategias que pueda utilizar para que dichos conocimientos puedan ser comprendidos y asimilados por sus estudiantes. Es decir que el buen docente nunca dejara de estudiar y de investigar. Todo lo contrario deberá mantenerse en un mejoramiento continuo de sus conocimientos y habilidades para impartir los mismos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario