EL CONDUCTISMO, COGNOSITIVISMO Y
CONSTRUCTIVISMO EN EL AULA DE CLASES
Por: Daniel Alejandro Escobar Celis
A lo largo de nuestros
estudios nos topamos con profesores que
resaltaron, bien sea por su buena o mala pedagogía, por su buen o mal carácter
o por alguna otra característica. Algunos de estos los recordamos por lo poco o
nada que aprendimos, mientras que a otros los recordamos porque adquirimos una
buena base de conocimientos de ellos. En este punto cabe preguntarnos ¿Qué
diferencia a este tipo de profesores del resto? ¿Por qué con algunos de ellos logramos aprender
mientras que con otros no? Reflexionando a estas interrogantes podremos asociar
algunas características en común de este conjunto de profesores como por
ejemplo: la disposición para enseñar, el dominio del tema, la buena ejemplificación
y/o uso de analogías, la capacidad para
explicar de manera sencilla y comprensible las diferentes temáticas, entre
otras.
Para todo aquel que por
una u otra razón quiera incursionar en el mundo de la docencia le será muy útil
recordar a este tipo de profesores. Sin embargo, no es suficiente tomar estos
ejemplos para convertirse en un buen docente.
Entonces, ¿que se necesita para ser un buen docente?, con buen docente
nos referimos a una persona con gran capacidad para la enseñanza. Para lograr
realizar dicho proceso de la mejor manera posible, es necesario tener
conocimientos de las teorías del aprendizaje. Después de todo el fin de un docente
debe ser que los alumnos obtengan un aprendizaje significativo, de modo tal que
puedan aplicar estos conocimientos en distintos ámbitos de la vida.
Según Ausubel (1970) “el aprendizaje significativo es un proceso a
través del cual una nueva información se relaciona con un aspecto relevante de
la estructura del conocimiento del individuo. Este aprendizaje ocurre cuando la
nueva información se enlaza con las ideas pertinentes de afianzamiento que ya existen
en la estructura cognoscitiva del que aprende.” De este concepto podemos deducir que para que
exista un aprendizaje significativo, la información que se le suministre al
alumno debe poseer algún tipo de relevancia para el mismo. Es decir que debe
relacionarse con algo en el interés del individuo, si esto no ocurre el alumno no
procesara dicha información de manera adecuada precisamente porque este no la podrá
enlazar como es debido o sencillamente no tendrá interés alguno en hacerlo.
Una manera de evitar
que esto suceda es aplicar un enfoque constructivista haciendo que sean los
mismos alumnos quienes construyan los conceptos que se quieren impartir utilizando
la debida guía del instructor. En la práctica dependiendo del contenido y del
nivel de conocimientos previos que se requieran, esta estrategia se hace más
fácil o difícil de aplicar.
Por otra parte en el
caso de ciertos contenidos de asignaturas más estructuradas y menos intuitivas,
se hace necesario que se haga una presentación previa de los conceptos a
manejar. Un ejemplo de este tipo de situaciones las tenemos cuando queremos
explicar los conceptos de grupos, cuerpos y anillos en algebra abstracta. Pues
al tratarse de estructuras rígidas y bien definidas, no podemos pretender que
los alumnos construyan dichos conceptos, sino que por el contrario debemos
presentarlos previamente. Es en este tipo de casos donde se hace necesario la
utilización de ejemplos y analogías que hagan la transición entre el modelo
abstracto que se presenta y el mundo real. De forma tal que los estudiantes
puedan enlazar dichos conceptos, con conocimientos previos pudiendo obtener así
un aprendizaje significativo.
En un orden de idea
similar, en asignaturas en las cuales si bien se manejen conceptos algo
abstractos; estos puedan ser aplicados en un ámbito más palpable con mayor
facilidad; no solo cobra importancia la ejemplificación en el proceso de
enseñanza, sino que constituye un elemento esencial en la motivación de los
individuos. Con esto nos referimos a que debemos asociar los conocimientos que
queremos impartir, con el perfil de los estudiantes de modo tal que estos
puedan entender la utilidad y aplicabilidad de los mismos. Esto nos servirá de
gran ayuda para que dichos conocimientos sean asimilados y procesados con mayor facilidad.
Otro aspecto muy
importante a tener en cuenta en la docencia es el dominio de grupo. Cuando un
docente no posee un buen domino de grupo, los estudiantes tienden a distraerse
y quitar su foco de atención de lo que se pretende explicar. Ocasionando que el
proceso de enseñanza aprendizaje no se lleve a cabo adecuadamente. Es en este
punto donde cobra importancia la teoría conductista. Debido a que con un manejo
adecuado de estímulos y refuerzos tanto positivos como negativos, podemos
lograr que los estudiantes se centren en la clase y no se dispersen.
Por ejemplo en una
clase en donde los estudiantes comiencen a hablar sin descanso sin prestar atención.
En primer lugar no debemos alzar la voz ni gritar, pues esto generalmente
ocasiona resultados negativos. Por el
contrario una opción sería bajar la voz y seguir escribiendo en la pizarra la
clase hablándole solo a aquellos que estén cerca e interesados en la misma. Generalmente
en estos casos son los mismos estudiantes los que mandan a callar al resto de
sus compañeros para poder entender la clase. Una medida más drástica que se podría tomar en
caso de que esto no surtiera efecto. Seria escribir todos aquellos temas que se
pretendían explicar en aquel instante para luego recoger todo, dar clase vista
y marcharse del salón. Mejor aun si se aplica una evaluación en la clase
siguiente. En este caso los estudiantes entienden que deben hacer silencio o
serán perjudicados. Es fundamental que sea cual sea la estrategia que se piense
utilizar se haga de manera consistente, procurando no hacer excepciones. Pues
esto podría hacer que los estudiantes resten importancia a lo que dijese o
pretendiese hacer el profesor. Siguiendo el enfoque conductista, es
recomendable que no solo se utilice un modelo de estimulo castigo, sino que
también se utilice uno de estimulo recompensa cuando sea conveniente. Esto
repercutirá directamente en la motivación del estudiante al sentir que sus
esfuerzos dan frutos.
Como hemos podido
notar, no basta con dominar los contenidos de una asignatura para ser un buen
docente. Pues se hace indispensable la utilización de un conjunto de
herramientas para la enseñanza, de modo tal que los estudiantes puedan
comprender mejor los contenidos y obtengan un aprendizaje significativo. Estas
herramientas se obtienen no solo mediante el estudio de los procesos de
enseñanza aprendizaje, sino también a través de la experiencia práctica. Que al
fin y al cabo es la que dirá cuales de ellas son aplicables y más efectivas en
determinadas circunstancias.
Algo para recordar es
que: todo aquel que pretenda convertirse en un buen docente, no solo debe estar
dispuesto a conocer y dominar los contenidos que impartirá. Sino que debe estar
dispuesto a buscar continuamente las mejores estrategias que pueda utilizar
para que dichos conocimientos puedan ser comprendidos y asimilados por sus
estudiantes. Es decir que el buen docente nunca dejara de estudiar y de investigar.
Todo lo contrario deberá mantenerse en un mejoramiento continuo de sus
conocimientos y habilidades para impartir los mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario