viernes, 25 de noviembre de 2016


LA PEDAGOGÍA, LA ANDRAGOGÍA Y LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA

Por: Daniel Alejandro Escobar Celis 

En una oportunidad un compañero de la universidad me comentó que el primer día de clases con uno de los profesores de la academia, éste hizo un gran círculo que abarcaba casi toda la pizarra y en medio de ella colocó un pequeño punto. Seguidamente dijo. ¿Qué creen que sea esto?, por supuesto, abundaron muchos comentarios desde los más obvios hasta los más inusitados. Finalmente el profesor dio una respuesta. Este punto que está en el centro son todos ustedes y el resto de la pizarra soy yo.

Es interesante ver como algunos profesores se jactan de su gran eminencia y sabiduría, menospreciando el intelecto de sus estudiantes. Olvidando por completo su papel como mediador entre el estudiantado y el conocimiento. Afortunadamente existen una considerable cantidad de profesores con una gran ética y vocación docente. De esta última clase de profesores, siempre recuerdo con grato cariño al profesor que nos dicto la asignatura “Matemáticas II” en la carrera de Ingeniería Industrial. Este hecho fue algo curioso, pues originalmente no había recibido buenas referencias de dicho profesor, varios ex alumnos de él comentaban que era muy estricto, exigente y que pocos le aprobaban la materia. Guiado en gran medida por los comentarios de los demás busque inscribir mis materias de modo tal que no me tocara con aquel profesor. Y así lo hice. Con la gran sorpresa que el día que nos tocaba recibir la primera clase, nos enteramos que a último momento habían cambiado las secciones y los profesores, por lo que ahora tendría que ver clases con aquel profesor del cual tanto me habían hablado.

En contraparte con todos los comentarios que había escuchado con respecto a él, pude darme cuenta de su gran calidad y vocación docente. Con él descubrí el maravilloso mundo de las demostraciones y deducciones matemáticas, el cómo aquellas fórmulas que otros profesores nos presentaban como meras reglas finalizadas, hechas con un fin específico, tenían todo un desarrollo, un origen y que, con un poco de análisis y razonamiento, uno mismo podía desarrollar aquellas fórmulas que nos parecían tan abstractas. Otro de los aspectos que más me gustó de este profesor fue su infinita paciencia, el cómo era capaz de volver a explicar una y mil veces cada ejercicio y teorema hasta que el último de los alumnos entendiera y por si fuera poco, tenía mucha paciencia para explicar en su cubículo con gran detalle cada duda que uno tuviese.

Ejemplos tan contrarios como estos son los que abundan en nuestra realidad universitaria. Debemos tomar en cuenta, que no todo el que se dice profesor universitario tiene la vocación para ejercer la docencia. En primer lugar tenemos a aquellos profesores que, debido a su experiencia y amplios conocimientos en el área sobre la cual están especializados, han terminado por olvidar el sentido de humildad, vanagloriándose a sí mismos y despreciando al resto de los mortales. Este tipo de profesores, en muchas oportunidades terminan convirtiéndose en un gran obstáculo, algunas veces infranqueable, para los estudiantes. En gran medida porque, pese a poseer grandes conocimientos, carecen de estrategias y metodologías para enseñar de manera adecuada. Aun peor, algunos carecen siquiera de la voluntad de hacerlo y se centran en exigir con el fin de demostrar su gran superioridad intelectual.

En segundo lugar tenemos a un grupo de profesores, que no solo poseen los conocimientos adecuados en el área de su competencia, sino que además presentan una vocación por la enseñanza que los lleva a autosuperarse cada día, siempre en busca de las mejores estrategias de enseñanza. Estos constituyen, sin duda alguna, el cuerpo invaluable de profesores con los que siempre queremos contar.

En tercer lugar tenemos al cuerpo de profesores más lamentable de todos, entre ellos están aquellos que ven el trabajo de educación como una obligación, sin sentir por ella el más mínimo afecto. Muchos de estos profesores terminaron de esta manera debido a que no consiguieron algún otro tipo de empleo que les permitiera sobrevivir, por lo que en gran medida se sienten frustrados y trasladan esa gran frustración a sus estudiantes. Esta clase de “profesores” constituyen una especie de tumor maligno, que se propaga por la sociedad, debido al aumento de profesionales graduados y la baja demanda profesional.

Porqué llamarlos tumores malignos, por una parte, el primer grupo de profesores que mencionamos al menos transmite una serie de conocimientos, aunque no lo hagan de la manera adecuada. Constituyen un grupo de profesionales expertos en sus áreas, de los cuales, bien o mal, algo podemos aprender. En contraparte este último grupo de “profesores” debido a su falta de motivación para enseñar, y en muchos casos no especialización en el área, se limitan en el mejor de los casos a cumplir someramente con el plan de evaluación, sin importar el cómo. Es así como de  entre ellos tenemos a los muy conocidos “piratas”, de los cuales muchos terminan aprobando sin saber siquiera qué vieron en la materia.

Entonces cabe preguntarnos, ¿cómo es el ambiente de enseñanza aprendizaje en el mundo universitario de Venezuela? Como hemos podido ver, existe gran variedad en el cuerpo profesoral. Desde los más piratas y carentes de todo, pasando por los más intransigentes, sin pizca de estrategias de enseñanzas adecuadas, hasta aquellos que cuentan con todas las herramientas necesarias para la enseñanza. Esta diversidad, que realmente solo he hablado de una manera muy somera (pues si indagamos a mayor profundidad podríamos encontrar aun más variedad de clases de profesores) ocasiona que la calidad de los egresados universitarios varíe en una medida bastante considerable, especialmente entre universidades, aunque también puede hacerlo en menor medida entre estudiantes egresados de la misma casa de estudio.

Claro está, si bien hay que resaltar que el principal factor que influye en la calidad de los egresados de las diferentes casas de estudios, es precisamente el tipo de docentes encargado de dictar las diferentes asignaturas, también hay que acotar, que en última instancia el proceso enseñanza-aprendizaje depende de los mismos estudiantes, su vocación por el aprendizaje y su sentido de responsabilidad por apropiarse de los conocimientos impartidos en la universidad.

Ahora bien si queremos indagar un poco más en cómo se da el proceso de enseñanza aprendizaje en las universidades Venezolanas, debemos recordar un par de conceptos. En primer lugar está la pedagogía  (del griego παιδίον paidíon 'niño' y γωγός agōgós 'guía, conductor'), la cual se define según el diccionario de la Real Academia como “Ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza”. Como podemos ver según su origen etimológico, la pedagogía, está ligada a la conducción y enseñanza de los niños. Aunque más adelante abordaremos ese tema. El segundo concepto que debemos recordar es el de Andragogía (del griego νήρ "hombre" y γωγή "guía" o "conducción"), que según la enciclopedia en línea Wikipedia se define como “el conjunto de técnicas de enseñanza orientadas a educar personas adultas”.

Cuando hablamos de estudiantes universitarios nos referimos a un grupo de personas con edades muy variables desde los 16 o 17 años hasta alrededor de los 30 años en algunos de los casos. Por lo que nos topamos con una gran diversidad de situaciones al momento de abordar las estrategias de enseñanza. En primer lugar, en los primeros semestres universitarios, nos encontramos con una serie de jóvenes aun adolescentes o apenas cumpliendo la mayoría de edad, los cuales mayoritariamente no tienen el grado de madurez y sentido de la responsabilidad adecuado (lo digo por experiencia, tanto como profesor como por estudiante que fui). En ese momento se presenta un choque entre la vida del otrora liceísta y ahora estudiante universitario, que repercute notablemente en su desenvolvimiento, sobre todo en esos primeros semestres. Es bueno acotar que las deficiencias estudiantiles de los recién ingresados, va en constante aumento. Aunque eso es otro tema.
Lo cierto es que es necesario abordar este tipo de estudiantes desde una perspectiva pedagógica. Si bien es cierto que el origen etimológico de la palabra pedagogía, está referido a la educación de los niños, recientemente en la historia, dicho concepto se ha ampliado hasta la educación de los adolescentes. Por esta razón sería algo complicado querer aplicar estrategias andragógicas a este grupo de estudiantes.

Por otra parte, una vez que estos estudiantes han avanzado en los cursos, van adquiriendo cierta  madurez, presentándose como adultos plenos, en su mayoría. Por esta razón el enfoque ideal para este grupo de estudiantes sería uno andragógico, que les permita construir aprendizajes significativos, a través de la ayuda de un facilitador, no visto como un ente todopoderoso y dueño de la verdad, sino como otro adulto que posee un nivel más avanzado de conocimientos en el ámbito del que se habla, y del cual pueden nutrirse.

En la práctica, salvo en contadas ocasiones, especialmente en cierto tipo de áreas del conocimiento humanísta, gerenciales, entre otras, la mayor parte de las materias impartidas en las universidades, al menos a nivel de pregrado, son dictadas desde un punto de vista más bien andragógico, con todas las dificultades y contratiempo mencionados anteriormente, relacionados en gran medida al tipo de profesor universitario que imparta dicha asignatura.

La importancia de las técnicas y estrategias desarrolladas durante el proceso de enseñanza-aprendizaje en la universidad, se puede palpar, al recordar que las universidades son las fuentes formadoras de los profesionales que terminaran encargándose de administrar, gerenciar, diseñar, construir, mantener y dirigir el país. (O al menos así debe ser). Es por esta razón que se hace tan indispensable que las universidades mantengan una línea de exigencia y excelencia en los procesos de enseñanza-aprendizaje, para así garantizar que aquellos que logren transitar su camino a lo largo de ellas, posean los conocimientos, habilidades y destrezas adecuadas a la profesión que vayan a ejercer.

Es por esta razón que las universidades como instituciones deben estar íntimamente ligadas a las necesidades de la sociedad, además. La sociedad misma avanzara al ritmo que lo hagan no solo sus universidades, sino su sistema educacional en general. Esto lo podemos ver evidenciado en  la cantidad de descubrimientos e investigaciones científicas del mundo, donde una buena parte de ellas son realizadas por institutos universitarios. No es coincidencia que aquellos países con mayor número de publicaciones e investigaciones importantes, estén entre los países más desarrollados del mundo.

Con respecto a este punto, en Venezuela es triste ver como ya en el año 2013 La directora de Ciencia y Tecnología del Gobierno de Miranda, Gioconda San Blas, calificaba de “trágica la situación que atraviesa el país en materia de investigaciones científicas y tecnológicas” donde expresaba claramente que “Venezuela presenta el retraso de una década en esta área, producto la falta de inversión y de estímulos por parte del Gobierno central hacia las universidades e institutos especializados para el desarrollo de dichas ramas”. Esta realidad aun palpable hace que el trabajo por realizar por parte de las universidades Venezolanas sean aun más arduos y difíciles de lo que deberían ser. Limitando las propuestas y contribuciones que estas pueden ofrecerle al país.

Pese a estos hechos, varias universidades se han mantenido firmes realizando investigaciones y trabajos. Aunque buena parte de estos están más bien enfocados al punto de vista de la enseñanza, algunos otros también abordan temas que atañen a la sociedad en general.

Un punto de partida que sirve como medio para que la universidad se involucre con las necesidades de la sociedad, lo constituye el servicio comunitario. El principal fin de dicho requisito para la obtención del título universitario, es que los estudiantes apliquen en la sociedad los conocimientos adquiridos en la universidad, así como que también estos se sensibilicen antes la realidad de la misma.

Por su puesto en la práctica, esta ha tenido sus pros y sus contras. En cuanto a sus contras podemos mencionar, problemas en la puesta en práctica del servicio comunitario, bien sea por desconocimiento de la ley, falta de experiencia en cuanto a servicio comunitario, tanto por parte de los profesores, como de los alumnos, también tenemos el caso de un débil compromiso de profesores en la materia al no tener disposición para desarrollar actividades relacionadas con atención a las comunidades, ni de responsabilidad social. Y finalmente también tenemos el caso de la falta de motivación del estudiantado, más allá de cumplir con las 120 horas de servicio.

Entre los pros de la implementación del servicio comunitario tenemos que este constituye una valiosa oportunidad para el estudiante de relacionarse con su entorno y conocer su problemática, es aquí donde podemos observar experiencias gratificantes, por parte de los estudiantes y también de los profesores al llevar a cabo el servicio comunitario, debido a que la interrelación con la comunidad brinda un enriquecimiento mutuo que muchas veces va mas allá de lo que se puede plasmar en el informe final. Y por supuesto está el hecho en sí de que el servicio comunitario en muchas ocasiones brinda la oportunidad de ejercer un asesoramiento y ayuda en diversidad de temas a la comunidad, que de otra manera difícilmente podría tener.

Como podemos observar pese a sus contras el servicio comunitario es una herramienta que  contribuye notablemente en la interrelación de la universidad y la comunidad.  Por supuesto. Hay que tomar en cuenta también el grado de compromiso que posee la institución académica en específico con esta herramienta. Pues si bien muchas instituciones entienden muy bien la importancia del servicio comunitario y tienen criterios de exigencia tales de cumplir con los objetivos del mismo. En contraparte otras instituciones terminan muchas veces desvinculándose por completo del fin del servicio comunitario, aceptando como proyecto actividades totalmente ajenas a los fines y objetivos con que esta fue creado. Solamente para utilizar esto como escusa de que se cumplió dicho requisito.

Tomando en cuenta todos los aspectos anteriormente mencionados podemos decir que al igual que la sociedad va cambiando constantemente, es necesario que el sistema de educación universitaria se adapte también. Es cierto que los problemas iníciales en el proceso de enseñanza en las universidades se deben en gran parte a las terribles deficiencias con las que ingresan los estudiantes. Llegando algunos a niveles tan extremos, que algunos profesores nos preguntamos. ¿Cómo alguien así pudo ingresar en una universidad? Es cierto que las causas de estas deficiencias se deben a varios aspectos relacionados con el tipo de educación impartido en los niveles básico, medio y diversificado. Por lo que lo ideal sería que estos problemas fuesen atacados de raíz. Pero desgraciadamente hay que recordar que mientras exista un sistema en general que posea leyes y normativas que estimulen la vagancia y el conformismo, así como la falta de motivación para el estudio. Mientras este sistema siga existiendo, no solo seguirán ingresando jóvenes con niveles académicos deficientes, sino que cada vez será mayor el número de estos y sus niveles serán aun peores.

Por este motivo, a las universidades Venezolanas no les queda otro camino que adecuarse a dicha realidad. Para llevar a cabo esta adecuación propondremos lo siguiente:

En primer lugar, debería existir para contrarrestar la marejada de jóvenes de nuevo ingreso con niveles paupérrimo, lo que antes solía llamarse, curso introductorio, propedéutico o algún equivalente, que permita que los jóvenes adquieran al menos el mínimo de conocimientos necesarios para comenzar a abordar la carrera en la cual se han inscrito. Soy de los partidarios de que algunos de los peores errores cometidos, a nivel de la educación universitaria fueron la eliminación de los cursos introductorios y peor aun la eliminación de las pruebas internas y la prueba de actitud académica. Que al menos permitían una preselección de los estudiantes evitando que ingresaran gran número de estudiantes con niveles tan precarios de conocimientos como los que ingresan hoy en día.

En segundo lugar, las asignaturas de los primeros semestres deberían ser dictadas de la manera más pedagógica posible, y en la medida en que estos estudiantes vayan avanzando en cursos superiores, debería haber un cambio progresivo hacia una educación andragogica, que vaya a la par del grado de maduración que estos van adquiriendo.

En tercer lugar, las universidades deben seguir interrelacionándose con la comunidad, no solo a través del servicio comunitario, el cual no debe ser visto solo como un mero requisito. Sino a través de aplicaciones y trabajos de campo de diferentes asignaturas en la medida de que esto sea posible. Por supuesto sería ideal el aumento de investigaciones y trabajos especializados, pero como ya hemos mencionado anteriormente, la poca ayuda e interés gubernamental, unida a la nefasta decisión de no financiación de empresas privadas, ocasiona que esto sea bastante complicado.


Finalmente es necesario y útil realizar periódicamente diálogos intra e inter universidades, con temas referentes a los expuestos en este escrito, justamente con el fin de que surjan sugerencias y planes que permitan la adecuación, adaptación y mejoras en el mundo universitario Venezolano.






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